On Parole

Bienvenidos al mundo de una cuerda loca :)

viernes, 29 de julio de 2011

El parque.

Había sido un día normal de verano, temperatura alta, un cielo claro y sin nubes...pero ahora era de noche y todo era distinto, el parque infantil que durante el día estaba lleno de alegres niños, por la anoche era un lugar tétrico repleto de sombras y ruidos extraños.
En el parque por las noches iban algunos yonkis a meterse y, de vez en cuando, alguno moría de sobredosis, pero últimamente algo raro estaba pasando, los yonkis habían dejado de ir allí, incluso los niños lloraban por las mañanas sin motivo aparente. Por las noches se oían ruidos raros, gritos y sonidos que una garganta humana era incapaz de emitir, y entonces comenzaron a cometerse horribles asesinatos...Todas las semanas uno o dos yonkis aparecían muertos, eso era mucha frecuencia, normalmente alguna sobredosis o en invierno algún vagabundo muerto por congelación, nunca muertes violentas, pero estas nuevas muertes...Los cuerpos aparecías mutilados, descuartizados, quemados, algunos incluso tenía signos de canibalismo.
Todos los cuerpos estaban prácticamente enteros, digo prácticamente porque a todos les faltaba algún hueso. Alguna vez la poli intentó desvelar el misterio de los asesinatos, pero sólo yo, ingenua de mi, me he atrevido a adentrarme en este tétrico lugar, y solo mi decisión de vivir creo que me salvó de morir.

Entré en el parque justo a la caída de la noche, cuando hacía ya un rato que los niños se habían ido y que ya no quedaba nadie, estaba sola y yo, cargada con mi cámara y con más miedo que vergüenza, me senté en un banco y encendí un cigarrillo esperando que algo ocurriera. Cuando ya llevaba media hora sin que pasara nada, comencé a oír los ruidos y el miedo me envolvió, encendí otro cigarro y, cuando no me llegaba ni por la mitad, apareció ante mí...No era un hombre, pero tampoco era una bestia, era un híbrido, mitad animal, mitad hombre, media uno ochenta, más o menos, y su piel era cenicienta, sus ojos eran amarillentos y su boca tenía unos horribles colmillos y no paraba de babear, sus graznidos intentaban ser humanos.
Se acercó a mi y su locura me asustó tanto que me quedé paralizada, pero, asombrosamente, no me hizo nada, se sentó a mi lado y comenzó a tocarme el pelo, las lágrimas brotaron de mis ojos y en un ataque de lucidez, le arreé un puñetazo en la cara y salí corriendo, olvidando mi cámara sobre el banco y que a la mañana siguiente la policía fue a recoger, entonces vino la sorpresa.
En la cámara no había nada, sólo se me veía a mi fumando y llorando y golpeando al aire...Me volví loca, o eso dicen, y esto lo escribo desde el centro en el que me ingresaron , pero, y esto no lo olvidéis nunca, yo sé que es lo que vi y la imagen del monstruo siempre poblará mis pesadillas, hasta el día en el que decida acabar con todo...

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