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Bienvenidos al mundo de una cuerda loca :)

miércoles, 20 de julio de 2011

Relatos de terror 1: El bosque

Vivían en una casita de madera pintada de blanco cerca de un bosquecillo sobre el que circulaban horribles leyendas. Cuando compraron la casa, les recomendaron que no se asentasen en ese lugar que si el problema era el dinero, les harían rebajas en cualquier casa del pueblo, pero no en esa. Ellos insistieron, querían vivir en ese lugar, ellos no creían en las espeluznantes leyendas que contaban, pero insistieron tanto que acabaron comprando el terreno a los asustados pueblerinos. Eran una familia muy peculiar y rara, formada por tres miembros. Sam era un hombre alto y fuerte, con unos profundos ojos verdes que destacaban con su piel morena por el efecto del sol, con una espesa mata de pelo negro y rizado por la que comenzaban a aparecer canas y una alegre sonrisa. Su cuerpo era musculoso y esculpido por las inclemencias del tiempo, era leñador y carpintero, además de granjero, por que en sus tierras había construido una pequeña granja con un gallo, unas cuantas gallinas, una vaca lechera y un cerdo, además de algún conejo silvestre y Wylan, su perro. Su esposa era una mujer llamada Maibel, todo lo opuesto a su marido. Era pequeña y delgada, tanto que parecía una frágil muñeca; tenía el pelo largo y rubio, siempre limpio y recogido en una coleta con un lazo color azul y plata que brillaba cuando se movía. Solía llevar siempre un vestido azul que se ajustaba a su fino talle, aunque los domingos se ponía un vestido negro y se soltaba la coleta para ir a misa. Ella era la que dirigía la casa, quien la mantenía siempre limpia y ordenada, además ella cuidaba a los animales de la granja y del huerto. Por último, René, su hijo, un loco adolescente de quince años que hizo buenas migas con los chicos del pueblo rápidamente y que era una mezcla de sus padres, de complexión fuerte como su padre, moreno por el sol, pero con el pelo y los ojos de su madre...Las facciones de la cara debían de ser de un antepasado lejano porque eran como las de un ángel, en todos los sentidos, no solo era guapo y muy sociable, si no que era un buen chico, sacaba buenas notas, ayudaba a sus padres...aunque claro, tiene quince años y como cualquier chico de su edad, cometía alguna locura.

La familia vivía feliz en su casita, aunque debido al emplazamiento de esta, apenas tenían visitas, aunque ellos siempre eran bienvenidos en las demás casa del pueblo. Un día decidieron hacer una fiesta con motivo del cumpleaños de René, todo el mundo acudió encantado, aunque antes de que anocheciera todos se habían ido, por lo que René, Sam y Maibel se quedaron recogiendo todo hasta que Wylan, el perro,salió corriendo hacia el bosque.
René fue tras él, internándose en el bosque. Durante un rato fue tras Wylan siguiendo sus ladridos, pero cada vez eran más lejanos, hasta que dejó de oír sus ladridos, para entonces René estaba con los rubios rizos pegados a la cara por el sudor y jadeante,sólo en medio de un bosque que apenas conocía y de noche. Reemprendió el camino de vuelta a casa a oscuras, tropezando con las piedras y con las ramas, intentaba recordar el camino a casa, sin mucho éxito. Poco a poco, y sin que se diese cuenta, fue internándose más en el bosque, y lo que él no sabía era que una de las leyendas que se contaban sobre el bosque estaban a punto de hacerse realidad.
Corrían muchas leyendas sobre ese bosque, pero la más antigua era la que más asustaba a los vecinos y, en verdad, era la única que hacía que no se acercaran a él. La leyenda decía que hace mucho tiempo, cuando la magia aún existía, un mago vivía en aquel bosque, en una pequeña cabaña; el mago, a pesar de ser un poco cascarrabias y viejo, siempre estaba dispuesto a ayudar a cualquiera sin pedir nada a cambio. Este mago tenía un hijo al cual también había iniciado en la magia, pero al cual mandó lejos a estudiar con otro mago mucho más poderoso que él, pero todo salió mal, su hijo fue seducido por las artes oscuras y cuando regresó, no se dedicó a ayudar a los demás, si no a hacerles la vida imposible. Mientras su padre estuvo vivo apenas se dedicó hacer el mal, pero cuando este estaba en sus últimas, él desató todo su poder y creó una horrible bestia que aterrorizó a todo el pueblo que, desesperados, acudían a la casa del viejo mago en busca de alguna solución, aunque este no sabía como ayudarles, ya que cada vez estaba más enfermo. Al final, un día en el que la bestia que había sido creada por su hijo llevó a cabo una serie de cruentos asesinatos, el mago decidió llevar a cabo un arriesgado conjuro que probablemente acabaría con su vida, pero en esos momentos no le importaba porque...¿qué era la vida de un anciano mago en comparación con todas las vidas inocentes que la bestia se estaba llevando? Así que con mucho esfuerzo y con ayuda de un viejo bastón, el anciano mago fue al bosque dispuesto a llevar a cabo su rito de expulsión, pero no pudo acabarle...El hechizo estaba casi terminado, quedaba la parte más importante, la parte que haría que tanto su hijo como la bestia desaparecieran para siempre, pero nunca pudo llegar a terminarle, su cuerpo no aguantó y cayó fulminado sin poder acabar con la bestia que aterrorizaba a su pueblo...pero no murió en balde, ya que aunque no acabó del todo con ellos, creó una magia protectora alrededor del pueblo, gracias a esa barrera protectora su hijo y la bestia cayeron obstruidos en un eterno sueño, sin poder salir del bosque, pero nadie podía entrar en él, ya que todo todo ser vivo sería devorado...y es ahí donde entra en escena René y Wylon, ellos despertaron al mago y a su bestia que, durante tantos años habían dormido...ambos fueron devorados, al igual que Maibel y Sam que, al llegar la mañana, fueron en busca de su hijo, al que nunca encontraron...

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