On Parole

Bienvenidos al mundo de una cuerda loca :)

jueves, 11 de agosto de 2011

Cuentos de terror 4 [La dama de las colinas]

Odio esta sensación, odio el miedo que ahora siento, odio saber que dentro de poco voy a morir. ¿Cómo sé que tan horrible hecho va a ocurrir? Por los acontecimientos que hace días días tuvieron lugar:
Yo vivo en un pueblo al norte de Irlanda, toda mi familia es de descendencia céltica y todas las leyendas están muy presentes en nuestras vidas. La leyenda más famosa del lugar es la de las Banshees o damas de las colinas, seres que andan errantes por estas; su apariencia puede ser o la de una doncella hermosa o la de una horripilante bruja. Una de las segundas me apareció a mi. Son pálidas, los ojos ensangrentados por el llanto y vestidas de azul, ocasionalmente de verde, con una capa gris y raída. Su misión es la de anunciar la muerte.

Un domingo que hacía buen tiempo y en el que no llovía decidí salir a dar una vuelta por el monte, me acompañaba Rex, mi fiel perro, él es el culpable, si me hubiera avisado de que algo iba mal...pero no, Rex en vez de huir se acercó a ello, supongo, que confundió su llanto con alguna llamada de esas que sólo los perros oyen. Rex salió corriendo y yo tras él. No era la primera vez que huía, y no quería pasar varios días buscándole.
Cuando le vi, estaba al lado de la banshee, me di la vuelta rápidamente, pero tanto el perro como ella fueron tras de mi, oía sus llantos y no desapareció hasta que yo, agotada, me di la vuelta y contemplé sus ojos rojos. La visión de la banshee apenas duró un segundo, pero fue, sin duda, el segundo más largo de vida, me quedé paralizado hasta que los llantos de Rex me despertaron.

Hoy hacer días que la vi, y hace día y medio que Rex murió, la muerte le vino tranquilamente. Llorando, sabiendo que luego iría yo, le enterré en el jardín. Ahora sólo me queda esperar, pero no creáis que me he quedado en casa, he salido a disfrutar de la poca vida que me queda...

MK!

domingo, 7 de agosto de 2011

Cuentos de terror 3 [Penélope]

Todo comenzó cuando conocí a Penélope. Yo me acababa de mudar al pueblo por el trabajo de mis padres, era un pueblo aburrido con gente aburrida, o eso pensaba yo hasta que comencé el instituto.
No era un lugar muy grande, aunque acudía gente de otros pueblos cercanos; en mi clase de último curso éramos catorce personas y todas me miraban como si fuera una intrusa, aunque la verdad yo me lo había buscado por no salir de casa en todo el verano y evitándoles. La verdad es que no me importaba mucho, siempre había sido tímida y los pocos amigos que tenía estaban en la ciudad y tampoco esperaba hacer muchos en ese pueblo. Eso ocurrió, no hice amigos, bueno, sí, hice una amiga, Penélope.
Penélope estaba en mi clase y la única mesa libre era una situada a su lado, así que me acerqué. Era una chica alta y delgada, muy pálida y con el pelo largo y negro, lo que hacía que sus ojos negros destacaran. También iba vestida de negro y, aunque me dio un poco de mal rollo al principio, pensé que era como yo, además creo que teníamos gustos muy parecidos...Y no me equivoqué en nada.
Aunque al principio no hablamos mucho, poco a poco nos hicimos amigas. Mis compañeras de clase me decían que no me acercara mucho a ella, que no era una chica normal y que hacía cosas raras, aunque yo no les tomé en serio, hasta ahora no habíamos hecho nada, sólo habíamos ido un par de días a la ciudad de fiesta o dábamos largos paseos por el bosque, debí de haber hecho caso a los demás, al fin y al cabo, aunque no me apreciaban mucho, algo si lo hacían y, más de una vez me propusieron salir de fiesta con ellos, pero la verdad me lo pasaba mejor con Penélope en nuestros paseos hablando sobre los cuentos de Poe y Lovecraft, sobre música, arte...
En el fondo Penélope era una incomprendida, era muy lista, en el sentido de que tenía las mejores notas de clase y quería estudiar medicina, forense en concreto, además de que tenía una gran cultura general, nunca vi a nadie devorar libros como ella ni tocar la guitarra como Penélope lo hacía, en dos meses me hice más que en dos años....Todo parecía ir bien, pero cuando ya nos habíamos hecho inseparables, comenzaron a ocurrir las cosas raras.
Un día que me quedé a dormir en su casa; tras un largo paseo por el bosque, amanecí llena de cortes y arañazos que no era capaz de explicar. Durante mucho tiempo me ocurrían cosas así, una vez al mes, más o menos, me quedaba a dormir en su casa y, por la mañana no recordaba nada de lo que había hecho. Tras cuatro o cinco meses comencé a tener vagos recuerdos de lo que hacíamos y el miedo comenzó a recorrer mi cuerpo; recordaba ir al bosque, a lo más profundo, y recuerdo a mucha gente y una bebida que probablemente me hacía olvidar todo. También fue por esa época en la que comenzaron los ataques de lobos por la zona. Al principio sólo se veían sus huellas, pero luego empezaron a atacar el ganado y, un día, atacaron a un pastor.
Mis padres, sabiendo mi afición de ir al bosque, me lo prohibieron, pero, desobedeciéndoles, continué con mis paseos con Penélope, hasta que una noche recordé todo lo que hicimos.
Era luna llena y, como todas las noches de luna llena, fuimos al bosque, a la cueva en la que había una hoguera y mucha gente que me saludaba, aunque yo no sabía sus nombres. Penélope dijo que yo había comenzado a recordar y que era hora de contarme todo: Los ataques de lobos no eran tan cosa, no eran ataques de lobos, eran ataques de HOMBRES-LOBO, y eso es lo que somos...éramos nosotros. Yo había sido mordida por Penélope y ella era mi mentora, desde hacía tres meses todas las noches de luna llena nos tranformábamos y, para que fuera menos dolorosa, bebíamos una ambrosía que al principio tenía efectos olvidadizos.
Yo no me lo creía pero, cuando a la mañana siguiente me levanté y recordaba todo...Tras eso tuvimos que huir, nuestro secreto estaba en peligro cuando una noche que fuimos a por ovejas los pastores nos dispararon y una de las balas mató a uno de los nuestros....A la mañana siguiente sería humano.
Ahora han pasado más de ochenta años desde mi primera transformación y, aunque mi cuerpo sigue siendo el de una adolescente, mi mente está cansada. Penélope murió hace tiempo y yo escribo esto con la esperanza de que la muerte venga ya a mi...

MK!

miércoles, 3 de agosto de 2011

Cuentos de terror 2 [La casa deshabitada]

Era una tarde calurosa de verano, la tormenta no tardaría en llegar. Yo caminaba por un bosque, perdida y sin saber adonde ir; la noche estaba llegando y no quería pasarla en medio de la nada y, cual fue mi suerte, o mi desgracia, pues no lo tengo muy claro, de encontrar una casa vieja y destartalada, pero casa al fin y al cabo, un lugar en el que pasar la noche.

Entré y, a tientas, busqué en vano un interruptor, pero la casa era vieja y no tenía electricidad, por lo que tanteando las paredes y rezando para no encontrar nada raro, llegué al salón, que estaba completamente amueblado, como el resto de la casa, aunque no me preocupé mucho por eso. Me senté en un sofá lleno de polvo, esperando que amaneciera o que la tormenta estallase, cosa que no tardó mucho en ocurrir cuando, en algún lugar de la casa, un reloj sonó, asustándome y marcando las doce. Un rayo surcó el cielo, la tormenta había comenzado y ya no pararía en toda la noche. No sé en que momento me quedé dormida, pero mi sueño era inquieto y se vio interrumpido cuando el reloj dio las cuatro, yo no sabía de donde venía el sonido, era dentro de la casa, pero sonaba lejos. Intenté volver a dormir, pero me fue imposible pues comencé a notar un frío impropio de la estación en la que estaba, la tormenta parecía haber parado.

Me armé de valor y con un viejo atizador decidí ir a investigar de donde venía el sonido, no pensaba que nada malo pudiera ocurrirme en una casa deshabitada en medio del bosque.
Imaginé que el reloj estaría en alguna de las habitaciones superiores, no sabía cuantos pisos tenía la casa, supuse que dos, más un sótano y una buhardilla. Que ingenua fui al pensar que la casa estaba vacía...Cuando encontré las escaleras y comencé a subir, oí unos ruidos que me dejaron paralizada, eran unos sollozos o, más bien, llantos descontrolados que habían sido ahogados por la tormenta, entonces decidí huir bajando las escaleras despacio, muy despacio, pero entonces choqué con alguien o algo, no sé muy bien como difundir lo que era, a su lado la creación de Víctor Frankenstein era el hombre más guapo de la tierra.

Era un ser deforme con la piel llena de heridas supurantes y con indicios de lepra, era cojo y no tenía ojo derecho, en su lugar tenía una horrible cicatriz. Sus pocos dientes estaban deformes y babeaba como un bebé, su fuerza era sobrehumana, me agarró del brazo y no pude soltarme.

Ahora sé de donde provenían los horribles gritos, me han encerrado en una pequeña sala con cuatro personas más, una de ellas esta acurrucada en un rincón, sin parar de llorar y las otras tres...es horrible..son...¡Caníbales!, esos seres nos van a comer poco a poco y yo seré la siguiente, espero que alguien encuentre este relato y pare la masacre...