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Bienvenidos al mundo de una cuerda loca :)

domingo, 25 de septiembre de 2011

Cuentos de terror 8 [El nuevo Frankenstein (o el antiguo Prometeo)]

Dicen que el cuerpo es la imagen del alma, pero eso no siempre es así...¿o sí?

En vida fue un monstruo físicamente, pero un buen hombre. Cuando murió, su espíritu decidió atormentar a todo el mundo que en vida le atormentó a él.

Nació en una noche de tormenta, en Diciembre o enero, nunca nadie se puso de acuerdo con la fecha. Su nombre también era un misterio, sus padres le abandonaron y sobrevivió gracias a la caridad de una anciana ciega, la única que vio la bondad del joven.

Nuestro monstruo era...¿cómo describirlo? Feo. Si, era feo, pero no de una fealdad soportable, era deforme, muy deforme. Tenía el cuerpo muy grande para una cabeza muy pequeña, blanco como la leche que huía del sol, andaba encorvado por culpa de que en su casa los techos eran demasiado bajos para él. Tenía el cuerpo lleno de heridas y cicatrices ya que siempre los habitantes del pueblo le pegaban y tiraban piedras cuando le veían. También tenía media cara quemada, debido a un incendio en una casa en la que entró a rescatar a un niño pequeño que se había quedado encerrado; nunca fue reconocido como un héroe, si no que fue acusado de haber provocado el incendio; desde ese momento, cada vez que alguien era atacado, cada vez que robaban a alguien, era inmediatamente acusado, por mucho que la anciana dijera que no era posible, que él era inocente. Muchas personas tenían remordimiento cuando la anciana decía que con ella se portaba muy bien y que estaba segura de que con el resto del mundo lo mismo, pues su casa siempre estaba limpia o él la llevaba a la compra de la mano.

Entonces un día pasó algo terrible en el pueblo: dos niñas pequeñas fueron violadas y asesinadas brutalmente. La policía no se esforzó mucho en buscar al asesino, si no que directamente culparon al monstruo de buen corazón que no pudo evitar ponerse a llorar cuando vio los cuerpos de las niñas. Y ya no paró de llorar hasta el día de su ejecución. Fue condenado a morir quemado.
El día señalado era un bonito día de primavera, todo el pueblo estaba presente. La ancianita no lloraba, no decía nada, pero todo el mundo la miraba con cara de pena. Entonces llegó el momento en el que la pira iba a ser encendida; cuando las primeras chispas comenzaron a quemar la paja, la anciana habló muy solemnemente:
-Vosotros quemáis a mi niño sólo su fealdad, nunca os habéis preocupado de ver dentro de él, por eso ahora quemáis a un inocente que lo único que ha hecho ha sido ayudar, mientras que entre nosotros hay un asesino y un violador, y por eso yo os condeno y condeno el espíritu de mi niño a regresa y a sembrar el terror a las personas que alguna vez le acusaron injustamente, a las personas que le golpearon y que le insultaron, a las personas que ahora le queman.
En el silencio del pueblo sólo se oía el crepitar del fuego, ya había muerto. La abuela murió al terminar de decir estas palabras...

El asunto fue olvidándose poco a poco, pero al año de la ejecución, la maldición se cumplió. Esa noche el padre del niño al que una vez salvó, murió quemado, junto con toda su familia...
Y así, año tras año...Algunos murieron de forma violenta, nunca se encontró el culpable, aunque todos sabían quién había sido...

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