On Parole

Bienvenidos al mundo de una cuerda loca :)

jueves, 7 de junio de 2012

Cuadros, parte final

IV

Todo acabó como empezó, de golpe y sin previo aviso. Sara era como la brisa del verano, aparecía y se iba sin dejar a los demás ni un recuerdo.

Una noche alguien colocó una carta en el buzón de Juanillo diciendo que lo suyo no podía continuar, que había sido una locura, que ella era una mujer felizmente casada y no podía arriesgarse a perderlo todo por un romance con un pintor. A Juanillo lo que le molestó no fue la forma tan cobarde que tuvo de dejarle, ni sus palabras para hacerlo, si no que le llamase simple pintor, él, que se había esforzado por salir adelante solo, no como ella, que un buen día alguien la rescató de la nada en la que vivía y la elevó a las más altas esferas.

Lo que Juanillo no sabía era que, a partir de ese momento, su vida iba a cambiar, y a mejor. Se sumió en una gran depresión en la que creyó perder todo, pero en verdad ganó, y ganó mucho.

Artísticamente sus obras mejoraron tanto que ya no tenía tiempo para casi nada, teniendo que dejar las clases de dibujo que daba en un colegio y buscar un local más grande donde poder trabajar, ya que en casa no tenía espacio suficiente.

Con tanto trabajo dejó de pensar en Sara, aunque en ocasiones ella aparecía en las noticias y una punzada de dolor le atenazaba al corazón, pero cada vez era menos intensa hasta desaparecer, y una de las causas de que Sara no doliera era una muchacha de grandes ojos negros y pelo como la miel, una muchacha humilde que en ocasiones posaba para él. Ángela era el ángel que le había sacado de las tinieblas.

Ángela fue la mujer de Juanillo durante muchos años hasta que la vejez se la llevó, `pero él no sufrió, todos los años que pasaron juntos fueron los más felices de su vida…

No hay comentarios:

Publicar un comentario